La idea es que los colegas nos cuenten anécdotas que les hayan cambiado su vida como docentes o no, ya que algunas pudieron ser significativas y otras graciosas, interesantes en algún aspecto, tal vez tristes, pero no significativas, ni en su vida personal y menos en su trabajo diario. También pueden ser anécdotas de otros colegas. A partir de ahí, destacar el valor que tienen las mismas. Algunas tal vez sirvieron para hacerlos reír o recapacitar, otras para cambiar la forma de relacionarlos con directivos, colegas, padres, alumnos; otras para mejorar la práctica y ...
CAMBIAR LA MIRADA
ResponderEliminarTengo algunos años en la docencia y casi todos ejercidos en educación privada, donde asisten niños que no tiene problemas económicos, tienen acceso a diversos estímulos como libros, espectáculos, lugares geográficos, etc. Por esas cosas del destino, debí renunciar (el colegio no superó la crisis del 2001 y no me pagaban), sin intención me encontré en un acto público tomando el trabajo que desempeño actualmente. Yo siempre había tomado distancia de la gente que vive en la villa, pensando que eran peligrosos y que no hacían el mínimo esfuerzo por salir de esa situación. En este jardín asisten niños del barrio, pero también de la villa 1114, la mayoría de ellos son extranjeros, de a poco fui conociéndolos, comprendiendo sus costumbres, sus silencios, sus términos para expresarse, sus padres se acercan a mí con respeto, valoran mi trabajo, algo que hace mucho no me demostraban, comencé a conocer la realidad de esas familias y el entorno en el que viven, y el esfuerzo que realizan por salir adelante . A partir de aquí mi visión sobre esa gente cambió, respeto y valoro todos los esfuerzos que realizan para brindarles un mejor panorama a sus hijos, ya no predetermino a ningún niño de la villa por su falta de estímulo, por que demuestran lo inteligente que son para encontrar soluciones con tan poca cosa, y la postura frente a mi profesión también cambió, sé que puedo ser muy útil a alguien o a muchos. Y aquella angustia por haber tomado decisión de irme después de tantos años, es superada totalmente porque esta experiencia ha provocado en mí un crecimiento como persona, como profesional y como ciudadana social.
Mi mirada cambió y a partir de entonces suelo emocionarme con este fragmento de Schujman “Cuando un chico es excluido, abandonado o maltratado encuentra en la escuela un docente que ve en él un sujeto digno, que cree en sus posibilidades de cambio y de crecimiento, que le ofrece herramientas para pensarse y pensar en el mundo, que le abre oportunidades para aprender a ejercer su propio poder. De esta manera se asciende el primer escalón en el camino de la inclusión”. Tal vez no podamos hacer mucho frente a las distintas realidades, pero sí algo fundamental, cambiar la mirada.
María
El primer año que trabajé, viajaba todos los días a un pueblo que está a 70 kms de Posadas. Me levantaba a las 4 de la mañana, el colectivo salía a las 5. Y viajábamos todos los días 4 profesores, uno de historia, otra de geografía, otra de lengua y yo de Matemática y Computación. Si llovía estábamos en el "horno". Abríamos nuestros paraguas adentro del cole porque llovía igual que afuera. Y lo peor muchas veces se quedaba en el barro. Nos bajábamos, ayudábamos a colocar la cadena, empujábamos si nos daban las fuerzas, y llegábamos tarde a la escuela. La directora salía, nos daba un sermón, a pesar de nuestras explicaciones y nos hacía firmar una nota que decía que llegamos tarde entre otras cosas. Un día nos embarramos tanto y nos pusimos tan nerviosos que llegamos a la escuela, sale la directora y comenzó con lo mismo de siempre, pero el profe de historia le dijo tantas cosas y continuamos cada uno, que la directora se quedó en silencio, parada, con su nota en la mano. Y nunca más nos salió con la nota, y menos aún con su sermón. A partir de ahí aprendí a defender mis derechos. Fue un aprendizaje ya que entendí que muchas veces hay que abrirle los ojos a los directivos que piensan que somos esclavos de las escuelas y que no tenemos una vida fuera de ella y que también podemos tener inconvenientes para llegar a nuestro lugar de trabajo y debe entenderlo. René.
ResponderEliminarHola compañeros!!
ResponderEliminarSiempre que las propuestas tienen que ver con volver la mirada a los
recuerdos me gustan mucho, pero siempre cuento lo mismo, tengo lindos y no tan lindos recuerdos y esta vez le voy a contar un recuerdo no tan lindo pero no con la intención del bajón sino para invitarlos a
conocer que hay de todo en esta vida docente...
Esta vez una maestra de primaria es de quien vamos a aprender a través de esta anécdota y como no recordé anécdotas como maestra que fueran interesantes contar, voy a volver con algo que guardo en el recuerdo pero desde mi experiencia como alumna que quizás nos ayude a reflexionar, justamente, nuestro rol.
Yo estaba en cuarto grado de la Escuela Nº 8 de aquí, de Merlo, en
pleno proceso de aprender las divisiones y si, la verdad es que me
costaban un poco pero lo intentaba. Un buen día paso al pizarrón por
pedido de la srita Marta para resolver una división y muy concentrada
pero no lograba hacerla bien, me equivoqué varias veces y nadie se dio cuenta de las lágrimas que brotaban de mis ojitos cuando de repente siento en la cola una patadita voladora...si gente, la seño me la dio,… por no saber...pero si supieran lo agradecida que hoy estoy!!
por que me mostró claramente lo que no debemos ser como docentes, lo que no necesita un alumno... de todas maneras la vergüenza y angustia que sentí duraron un buen tiempo.
Por supuesto otros lindos recuerdos están guardaditos , de maestras
geniales y momentos inolvidables, pero esta bueno cada tanto volver la mirada a lo no tan lindo para tener en cuenta y saber qué docentes
queremos ser... Un abrazo a todos...
Marcela Torres
Hola amigos!
ResponderEliminarComo muchos ya saben, hace más de 10 años que no vivo en Argentina. Tengo dos anécdotas para compartir. La primera transcurre en el 2005 mientras vivíamos en Moscú, Rusia. Si bien yo había dejado de trabajar para criar a mis hijos, comencé a recorrer algunos jardines maternales de la zona, para ver si mi nene mayor, de dos años, podría ir un par de horas a la semana para pasar un rato con nenes de su edad. Visitamos un par (en ese momento no había muchos jardines internacionales en Moscú) de jardines en los que se hablara en ingles, pero el único que nos había gustado tenía una lista de espera interminable para poder concurrir. Entonces, hablando con una vecina española, me comentó que ella mandaba a su hijito de dos, a una guardería local, rusa y que estaba muy contenta. Me invito a que la acompañe a buscar a su hijo ese mismo día, para ver cómo era. Eran las 12:30 del mediodía cuando llegamos a la salita a buscar a Pablo. Se nos había hecho un poco tarde, Pablo, y los nenes que salían al medio día, debían ser buscados a las 12:15. No tengo palabras para describir mi sorpresa al ver las escenas que se desarrollaban en el lugar! Primero pasamos por el lactario, un salón con un ventanal enorme por el cual podíamos ver todo lo que sucedía ahí. El salón tenía un balcón enorme en donde había 6 o 7 cochecitos con todos los bebes en fila, durmiendo la siesta uno al lado del otro, emponchados a más no poder, bajo los menos 4 grados C! Más tarde hablando con una amiga rusa, nos contó que es muy común ahí, poner a los bebes a dormir la siesta a la intemperie, aunque haga mucho frio, para que tomen el “aire puro” (en Moscú… eso está por verse!) Al llegar a la salita de Pablo otra sorpresa!! Todos los nenes estaban sentados en la pelela! Después nos enteramos que todos los días sientan a los nenes a las 12:30 para “mover el vientre”. Yo no podía dejar de preguntarme que le pasaría a los nenitos que no podían mover el vientre a esa hora!
Mi otra anécdota, también como madre, pero con ojos de maestra… fue acá en Bangkok hace 4 años, cuando ese mismo hijo empezaba su sala de 3. Nos encontrábamos los dos haciendo la adaptación, en una clase muy colorida, con maestras muy alegres. Liam y yo estábamos sentados jugando con la famosa masa, cuando un mosquito o mosquita, o bicho volador de algún tipo no paraba de dar vueltas alrededor de la mesa. Yo había intentado matarlo un par de veces, hasta que finalmente lo logré, con uno de los moldecitos, pegando fuerte contra la mesa. La mire a la maestra cómo diciendo “por fin!”, a lo que me respondió “acá siempre tratamos de no matar los insectos, porque no queremos ofender a los maestros, niños o padres budistas”.
Como verán, siempre se aprende algo nuevo. Como próximo destino, a mi marido le gusta fantasear con trabajar en el medio oriente: Arabia Saudita y esos lugares tan exóticos como controvertidos, los cuales no me seducen ir! Prefiero sólo imaginarme las escenas de las cuales seria testigo por esos lugares. Verónica.
Esto es cosa seria!
ResponderEliminarA los 17 años decidí que debía estudiar teatro... la actuación era algo que me sucedía muy naturalmente. Mi primer papel fue a los 8 años, cuando interpretaba a Tita Merello en un fragmento de Lázaro y mirando fijamente a mi hermano a los ojos le decía con voz firme y los brazos extendidos; Ven Hijo... levántate y anda!! Incansablemente repetía la escena, hasta que mi hermano salía corriendo cansado de la monotonía de siempre lo mismo!
A los 9 años, improvisamos una secuencia en donde mi hermano y un amigo (mi vecino y novio) nadaban en una laguna, mi vecina y yo éramos esposas... lo que era un día de campo se trasformaba en una tragedia ya que los protagonistas se ahogaban, mi madre quien tejía y tejía en su Nitax doble carrete salía a viva voz diciendo que cambiemos el libreto... Así seguí mi carrera, me incorporé en un elenco Teatral en la Manzana de las Luces, luego a los 18 años integré una cooperativa de Teatro Infantil que me ha dando muchas satisfacciones, así trabajé hasta los 24 y embarazada de 8 meses de mi hijo mayor... actor nato!!
Esta faceta tan mía me llevó a participar de cuanto acto del Jardín de mi hijo en salita de 3 y a poco la convicción que debía cerrar esa etapa de mi vida a tal punto que decidí estudiar la carrera de Educación Inicial con la firme convicción que debía saber cómo es que aprenden los niños a la vez de poder seguir perteneciendo al mundo de los juegos, al vivir un como si permanente, el saber que el jugar es cosa sería... todo esto también lo vivencié desde lo actoral, el entregarse al juego y jugar, jugar de verdad, ser sin temor, jugarme en la entrega y en el poder llegar a la profundidad de cada mirada, de cada sonrisa, de cada llanto, es como nunca dejar de ser niño, de creer que todo es posible en el mágico mundo que crean los juegos.
Hice la carrera de Prof. de Inicial con mucho placer, convencimiento y responsabilidad, la hice con mi corazón y pude comprender y descubrir muchas cosas nuevas que colmaban mi ser.
Durante 10 años trabajé en una dependencia municipal jugaba a... un día me encontré con un telegrama de despido y un cambio de gobierno, un cambio para que nada cambie...
Mi jefe un joven abogado me llamo a su oficina y me dijo que era una excelente empleada, diferente, que algo me hacia diferente y que llamarían para reincorporarme prontamente.
Ese día mi hijo menor cumplía años, 8 años... allí supe que era mi oportunidad, la oportunidad de comenzar otra vez, de intentar ser feliz, de disfrutar de mi trabajo y agradecí mi despido, es más se lo comuniqué el Tesorero, mi joven jefe... le agradecí ya que me abrían las alas y que eso me animaba a volar.
A los pocos meses caí en una fuerte depresión…
Así, perdida y sin rumbo, sin saber hacía donde volar, una amiga me remonto cuan loco barrilete y me recordó lo feliz que era cuando me recibí de Prof. de Nivel Inicial, me recordó lo feliz que era cuando jugaba en los escenarios patagónicos y en los escenarios del mundo adulto Municipal... cuando todo era juego y nada era juego. Así me desafió a sacar el título y que pensara en otros, que dejara mi pena y mis horas de soledad y me entregara a muchos chicos que estaban de una “Seño”
Así comencé a trabajar y hasta hoy no pare de hacerlo.
Siempre lo digo, siempre me lo recuerdo... cuando comencé a ejercer me volvió el alma al cuerpo. Me siento feliz al poder hacerlo, me siento feliz de haberme animado, me hace feliz poder dar, poder escuchar, poder creer, poder jugar... y si bien hoy estoy a cargo de mi Jardín en un Pje. Rural lo que lo hace más especial todavía... realmente la docencia, y particularmente el Nivel Inicial me hace enteramente e intensamente Feliz. Ceci